La fotografía y el erotismo ya se relacionaban a principios
de siglo. Desde luego eran otras formas tanto estéticas como técnicas, y los
conceptos de belleza han ido variando a lo largo de los años impuestos en gran
parte por los cánones que marcan las modas.
Lo que no parece cambiar mucho son
los conceptos morales, que si bien en 1900 ya eran restrictivos, hoy en día no
andan mucho a la zaga. Se suele confundir, quien quiere confundirlo, el
erotismo con diferentes tipos de perversión.
El desnudo sigue estando mal visto
por una gran parte de la sociedad y no digamos ya por las diferentes religiones
tanto de unas creencia como de otras. Hoy nos acercamos a esa fotografía de principios
de siglo que en su mayor parte se realizaba en postales, o tarjetas postales,
aunque su aparición data de 1870 en un Estrasburgo asediado por el ejército
Alemán.
Sin embargo Arte y Desnudo están unidos desde el principio
de los siglos, la llegada de la fotografía solo hizo que los artistas pudiesen
plasmar con más realismo ese encanto que también buscaban pintores y
escultores, esa belleza que generalmente viene implícita con el cuerpo
femenino, algo que tampoco acabamos de superar o entender, pues el desnudo
femenino es aceptado por hombres y mujeres, pero ¿donde queda el desnudo
masculino? ¿Cual es la diferencia que hace que este sea mucho más limitado que
aquella? ¿Es cuestión estética o simplemente generacional? ¿Costumbre?
¿Educación?.
La curiosidad por el erotismo es natural en los seres
humanos. Desde la antigüedad, representaciones de desnudos como la Venus de
Milo o las diosas de la fertilidad en paredes prehistóricas son evidencia de
este interés.
El desnudo en representaciones visuales ha sido constante en
todas las culturas. Este artículo se dedicará a la historia de un formato en
particular que propició la reproducción masiva de estas imágenes y diversificó
sus usos, popularizándola hasta nuestros días: la fotografía erótica.
Los primeros pasos en este nuevo arte los dio Lois Jackes
Daguerre en 1839, el célebre inventor del daguerrotipo (un primer tipo de
fotografía impresa en cobre plateado), quien retrató esculturas de figuras
desnudas. Obtener un daguerrotipo es caro y tardado pues se revela con luz
solar, pero la veracidad obtenida comenzó a llamar la atención en cuanto a los
retratos de personas desnudas.
Primeros daguerrotipos:
Las primeras modelos nudistas de daguerrotipos solían ser
prostitutas, pues a pesar del ambiente “liberal” de París a finales de 1800,
eran las únicas mujeres que aceptaban inmortalizar su imagen a cambio de
dinero. Un mercado conformado por altas esferas y círculos sociales adinerados
rápidamente se interesó por las imágenes, que se movían en la clandestinidad a
precios elevados.
Como no había precedente, las modelos adoptaban poses
clásicas de pinturas: recostadas en divanes, erguidas con aire solemne o
jugueteando como los personajes de las obras pictóricas antiguas. En
retrospectiva, muchos historiadores concuerdan en que estas imágenes eróticas
tienen un aire de “inocencia”, pues aunque eran para un público que las
compraba para deleite visual, no estaban tan complejamente construidas como las
fotografías eróticas actuales.




Hacia 1845 el mercado ya era amplio y para darles legalidad,
las imágenes comenzaron a venderse como piezas de estudio científico anatómico.
Para 1850 la impresión en papel (fotografías propiamente dichas) abarató los
costos de tal manera que comenzó la producción y reproducción en masa de las
imágenes que satisfacían la demanda de un mercado creciente.
Un híbrido interesante entre el daguerrotipo y la fotografía
es esta especie de binoculares, que permitían ver la imagen erótica a contraluz
y apreciar su textura y detalles con un aire personalizado y privado.
A finales del siglo
XIX, ya existían tres grandes grupos de fotografías de desnudos: las
antropológicas (que retrataban a mujeres de diversas razas con el fin de
“catalogar” a los seres humanos), las pornográficas (ampliamente extendidas en
el mercado negro europeo) y las incipientes imágenes eróticas artísticas
(resultado de pintores interesados en la fotografía, que querían formar una
nueva disciplina).
Posteriormente, el nacimiento de las revistas y las
impresiones a gran escala en los inicios del siglo XX permitió el desarrollo
estético de las fotografías eróticas, que ahora eran presentadas como imágenes
artísticas. A esto se sumó el desarrollo del color en la fotografía y el
movimiento “Pin-Up”, que de nuevo colocaba a las imágenes eróticas entre la
línea de lo artístico y lo moralmente restringido, de lo culto y de lo mal
visto.






A partir de 1953,
publicaciones como Play-Boy delinearon y establecieron permanentemente el
mercado de imágenes pornográficas, industria millonaria que en términos
monetarios ha producido más en su “corta vida” que todas las imágenes eróticas
de las historia juntas.
En contraste, la corriente artística delimitó y estableció
su espacio acercándose a la narrativa de la imagen, contando historias con los
cuerpos y alcanzando una elaboración conceptual elevada e intelectualmente muy
valiosa.
Hacia nuestros días,
las múltiples herramientas digitales que están a nuestro alcance permiten
retoques, iluminación y perfeccionamiento de la imagen a muchos fotógrafos
nuevos que se interesan en el mundo de la fotografía erótica.
La historia de la fotografía erótica es un pequeño fragmento
en el amplio mundo del arte erótico a través del tiempo. Pero resulta una etapa
muy atractiva por su cercanía con nuestro mundo actual (con tendencia
completamente audio-visual) y naturalmente, se relaciona con ese instinto de
curiosidad por el cuerpo desnudo; ya sea que nuestro interés sea el deleite
visual, la apreciación por la construcción artística o el simple placer de dar
rienda suelta a nuestra imaginación mientras admiramos un cuerpo ajeno que se
ha desprendido de las cargas morales de la ropa.
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